lunes, 7 de mayo de 2012

ETERNAMENTE POP!

Doble excusa para este Luna Park: una presentación "oficial" (de Magistral, editado el año pasado) y un festejo algo imperfecto. Antes de los bises, Ale Sergi aclaró: "Es mentira que cumplimos diez años, eso fue el año pasado". Y lo celebró con once beats, al mismo tiempo que instó al público a agitar el brazo una vez por año, una vez por beat; once veces el puño al aire. También cumplía años (35) Monoto, el bajista, a quién también lo celebraron de la misma manera, unas treinta y cinco veces.

Pero el festejo pasa por otro lado. Once años de pop, de la manera que quisieron: melodramático, electrónico, rockero, cumbiero, televisivo, teatral, en cd, devedé, vinilo o digital. La expansión, casi por fuera de cualquier dogma, de alguna manera los alejó del "radar": no se valen de los mismos escenarios, festivales ni medios en los que se mueve el mainstream del rock nacional. Están en la periferia, el caminito al costado del mundo que los pone al tope de las preferencias de muchísimos niños (debidamente acompañados por sus padres) y preadolescentes, siempre cantando líneas como "yo quiero que te toques para mí / quiero tocarme y acabar en ti"; "desde que te he conocido que quiero dormir contigo"; o "si nada sucede, voy a despedirme / y no me verás jamás".

La puesta en escena, clave en el juego de Miranda! fue la ideal para un show de esta talla: leds que cambiaban de color haciendo de marco para el escenario; pantallas con animaciones ad-hoc (explosiones de láser, burbujas, videojuegos al estilo family; una Monalisa con ojos vivos); flashes psicodélicos; y el vestuario, por supuesto. En todos había algo rojo, algo de fuego. Aunque en nadie más que en Juliana: medias & portaligas, escote y pollera con flecos: ¡hot! A lo largo de dos horas pasaron por sus cinco discos, exclusivamente centrados en eso, sin dirigirle palabra ni latiguillos (Ale se guardó el clásico "es Miranda! mi amor" para el final) al público más que con las canciones. Los primeros pasos, entre technos y "pimpinelos", registrados en Tu juego (con Chano Moreno Carpentier de Tan Biónica como voz invitada) e Imán; reversiones de los megahits de Sin restricciones (2004), el disco clave; singles como Perfecta y Mentía; casi todos los del último álbum; y algunos covers agitadores: Radios (de y con Emmanuel Horvilleur, también invitado en Tucán) y el bolicherísimo Hello, de Martin Solveig, en la voz de Juliana.

El público bailaba como podía: es que no había demasiado lugar entre tantas butacas. Era un show pensado para un teatro, hecho en un estadio que siempre atenta contra el sonido. Después de Tiempo, el último de cinco bises, era hora de irse, de pincharle el globo a esa princesita que cantó todas las canciones que pudo con su pequeña voz, de despertar al niño dormido y acurrucado en un asiento, de sacarse la peluca rosa chillón, de desatarse la vincha, de apagar la cámara de fotos. Y con el consuelo que la fantasía del pop puede aparecer por cualquier lado. Así te lo hacen saber los Miranda!.

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