Para el grupo, la estética glam fue una premisa siempre lúdica, festiva. “Nos parece un valor agregado, porque hoy con la música no alcanza. Jamás nos sentimos ridículos. Al contrario, es algo que nos divierte mucho porque somos bastante paródicos. Jugamos a ser estrellas glamorosas. La gente nos ve, y quizá no sabe dónde encasillarnos. Y no nos interesa lo que piensen de nuestra sexualidad. Al contrario, capitalizamos esa duda y nos morimos de risa. No todo es tal como se lo ve”, enfatiza Alejandro, que vive con su novia desde hace años. Dice que en cada viaje buscan divertirse. Como en los MTV latinos, cuando Robbie Williams les dijo: “¡Lindos trajes!”, o cuando “Lolo” logró vencer la custodia de Sting y le entregó un disco del grupo. “Lo mejor de los viajes es el propio encanto de tocar frente al público”, agrega Juliana, la única mujer del grupo quien, además, asegura que la fama no alteró su rutina. En la casa que comparte con su hija, Juana (2), y su pareja, Sebastián Carrara, también músico, no se mira televisión. Los ratos libre los dedica a pintar cuadros o a ver clásicos del cine. “Empecé como cantante y actriz. Me encantaría actuar y veremos por donde seguiré. Hoy hacemos esto porque nos divierte, y esa sigue siendo nuestra intención. El secreto de las personas felices es disfrutar lo que hacen.”
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